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  • 21 JUN 2025, Actualizado 11:37

La Casa Blanca difunde propaganda supremacista contra migrantes: “Denuncia a los invasores”, el nuevo rostro de la ultraderecha en el poder

El gobierno de Trump amplifica un mensaje de odio originado en redes supremacistas, usando la imagen del Tío Sam para alentar la delación ciudadana contra migrantes. La ultraderecha ya no susurra desde los márgenes: habla desde el centro del poder.

Propaganda supremacista de EE.UU.

Propaganda supremacista de EE.UU.

Una figura conocida. Un mensaje nuevo. El Tío Sam ya no llama a enlistarse ni a votar. Ahora exige otra cosa: perseguir y denunciar a los inmigrantes. La imagen, hecha a medida de la propaganda bélica, que allá por los años cuarenta invitaba a sus connacionales a unírsele a la travesía por la Segunda Guerra, ha sido compartida por cuentas oficiales de la Casa Blanca y el Departamento de Seguridad Nacional.

El mensaje es claro y no menos inquietante. “Ayuda a tu país… y a ti mismo… denuncia a todos los invasores extranjeros”. Así, el gobierno estadounidense ha asumido como propio un discurso de odio, nacido del supremacismo blanco más explícito. Un llamado a la persecución, a la delación, y al miedo institucionalizado.

El cartel, que se vende en línea por 17.95 dólares, fue creado por un usuario de X que se autodenomina “propagandista de guerra”. Su alias: Mr. Robert. Su ideología: racismo puro. Su ídolo: Donald Trump, a quien llama “la gran esperanza blanca”. El mensaje que Mr. Robert lanzó desde los márgenes de internet ha sido amplificado por el centro del poder político. El eco no es accidental, es estratégico. Los alcances son escalofriantes.

Protests Erupt In L.A. County Sparked / David McNew

El Estado adopta postura política y revive modelos de regímenes ultraderechistas del siglo XX

El cartel es la escenografía que esconde la maquinaria. Se trata del Estado tomando postura, un patrón que remite a los peores capítulos del siglo XX. Las similitudes con los métodos de propaganda utilizados por el régimen nazi no son retóricas, son literales. Delaciones ciudadanas. Lenguaje de “invasores”. El enemigo interior. El uso del miedo como pegamento social.

Con su circulación, la imagen ejecuta un plan de acción siniestro, tiene operatividad: viene acompañada de un número telefónico oficial del ICE para que cualquier ciudadano pueda reportar “actividades delictivas” relacionadas con inmigrantes. La cacería no solo ha sido velada, sino que ya es pública, y es política de Estado. No es la base la que radicaliza al gobierno, es el gobierno el que radicaliza a la base.

Gobierno busca deportar a un millón de migrantes antes de que termine el año

Las cifras también hablan: 3 mil detenciones diarias, más de un millón de deportaciones proyectadas para el primer año. Los operativos migratorios se ejecutan con frialdad quirúrgica. Las redadas se repiten en barrios, en fábricas, en escuelas. El miedo es parte del diseño. No son las  consecuencias las que hemos dado cuenta, sino el objetivo de la estrategia.

En paralelo, la administración Trump ha desmantelado políticas de diversidad, equidad e inclusión. Ha cerrado las puertas a estudiantes internacionales. Ha restringido visados a países de África, América Latina y Medio Oriente. Ha dejado sin protección a miles de solicitantes de asilo. Todo esto bajo una premisa cruel: que se cansen, que se hundan, que se vayan solos.

La ultraderecha más recalcitrante se regodea

Mr. Robert no disimula su satisfacción. “No parecía que fuera a tener más impacto”, escribió en redes. Y sin embargo, lo tuvo. Las instituciones replicaron su propaganda, la avalaron. Y la subieron de escalón. Su discurso, que parecía marginal, llegó a las oficinas del poder, hasta al Despacho Oval.

El gobierno no se detuvo ahí, indultó a los Proud Boys, a los Oath Keepers, a quienes asaltaron el Capitolio el 6 de enero. A los que empuñaron la bandera como arma y no creen en la democracia, sino en la supremacía.

Manifestaciones en Los Ángeles y Nueva York: puños al aire en reclamo social

Desde el otro lado, las reacciones no tardaron. En Nueva York, en Los Ángeles, en las calles, la indignación toma forma en las protestas de puños al aire. No es solo contra el cartel y el mensaje, es contra la deshumanización.

Aaron Reichlin-Melnick, abogado de inmigración, lo dijo sin rodeos: “Este país está en serios problemas”, se refería a algo que va más allá de la frontera sur de Estados Unidos.

El supremacismo ya no se esconde, se imprime y vende. Se institucionaliza. El Tío Sam ya no te quiere en el ejército, te quiere como delator. Y lo dice con toda la autoridad del gobierno.

Los Angeles Riots: Police arrest dozens amid protests over immigration raids Los Angeles / Anadolu

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